martes, 26 de abril de 2011

PERDONANDO

“No fue difícil. Una vez que reconocí que jamás sería completamente bueno ni estaría libre de pecado, algo cambió dentro de mí”
Buda
Hemos pasado nuestra vida aprendiendo de quienes son nuestro ejemplo, es tan poderoso su impacto que es común para todos aceptar que en mucho nos parecemos a nuestros padres en la forma de hablar, la manera de caminar y definitivamente en nuestra manera de pensar y de vivir, esto como para encontrar un caso, pero además son nuestros ejemplos los amigos, nuestros familiares, maestros y profesores, compañeros, todos de una u otra manera dejan en nuestra vida un sinnúmero de efectos que aunado a nuestras ideas, convicciones y principios dan como resultado lo que hoy somos. En lo personal sé que mi madre y mi padre están todos los días en mis vivencias personales, incluso con el pasar del tiempo pareciera que tengo cada vez más de ellos, están allí siempre conmigo, los recuerdos de toda mi vida son el legado vivo de lo que son y representan el ejemplo de mucho de lo que hago y pienso.
Con el paso de los años, el medio y la interacción que desarrollamos con los demás nos proveen de constantes eventos que poco a poco les damos valor, los calificamos y los definimos dentro de un grupo u otro, los tonos de los conceptos se tornan blancos o negros, los grises parecieran ser de poca utilidad y al hacerlo vamos perdiendo nuestra capacidad de perdón y para ello no importa en qué extremo nos encontremos el resultado final es el mismo, nuestra vida se ha orientado a definir la vida de los demás bajo la perspectiva de nuestro punto de vista y como tal podremos encontrar si son sujeto de cualquier tipo de excepción.
Cuando perdonamos estamos aplicando la premisa que quien es perdonado de una u otra forma ha hecho, pensado o soñado de una manera diferente a nosotros, al establecimiento o a las normas sociales comúnmente aceptadas. Si utilizamos un ejemplo como el de la alimentación, podremos decir que en Asia por ejemplo es socialmente aceptado comer ratas y gatos y además según su preparación son incluso platos gourmet, pero en Occidente difícilmente podrá ser aceptado, incluso si se presentasen lugares que los prepararan con certeza serían sellados y señalados. ¿Qué hace entonces  la diferencia? ¿Quién tiene la razón o la verdad? La capacidad de perdonar está asociada a nuestra capacidad de aceptar la verdad del otro, cuando nos permitimos ver con los ojos del perdonado los hechos, acciones, pensamientos e ideas que no nos son símiles estamos perdonando, porque allí comenzamos a establecer que en cualquier momento, lugar y circunstancia yo podré ser el centro de valoración y pasaré de perdonador a perdonado.
Perdonando estamos en la disposición de aceptar al otro tal como es, sin excepción, hasta el hecho más extremo podrá ser considerado y aceptado, cuando estamos perdonando  garantizamos una vida llena de Amor, respeto y felicidad.
Namasté,
Gabriel Orozco Gutierrez, Santo Domingo 26 de abril de 2011

lunes, 4 de abril de 2011

PROPÓSITO

“Nada puede ayudar más a una persona a superar o soportar los pesares que la conciencia de tener una tarea en la vida” Víctor Frank.

Encontrar el motivo por el cual nos encontramos aquí le da sentido a nuestras vidas, desde que tenemos uso de conciencia y desde antes estamos en la búsqueda de construir nuestras vidas, sólo es necesario observar las acciones de un niño pequeño para revelar ya un camino en el que iniciamos nuestro recorrido y vamos tomando del medio lo que deseamos como cuando vamos al supermercado, colocamos en nuestro carrito aquello que nos parece útil y conveniente.  
Durante toda una vida vamos construyendo lo que somos y tenemos la posibilidad de hacer los cambios y transformaciones en la marcha con el ánimo de ser y de construir a través de nosotros un propósito existencial. Darnos cuenta de la existencia de ese elemento espiritual y fundamental que conforma nuestro ser y descubrir a través de las relaciones con los demás  que la vida va más allá de la muerte porque lo que hacemos perdura por siempre con nuestras acciones, actitudes, ideas, filosofías daremos inmortalidad a la vida, Jesús, Buda, Alá aún viven, allí están vivos para todos nosotros a través de su legado, podemos tomar de ellos lo que deseemos y son el ejemplo que nosotros podemos considerar para que nuestra vida tenga un sentido trascendente y nuestras ideas y  acciones sean el camino que recorremos día a día y que al buscar la iluminación y desarrollo personal nos llevará a encontrar esa razón vital y sustancial  por la que estamos aquí.
La sensación de que nuestra vida fluye y si  tenemos la certeza de que los sucesos forman parte de la vida, que la armonía es la resultante y que todo sucede para algo y no por algo, nos dan un indicio de ir en un camino transformador. Cuando tenemos una conexión con el conocimiento que nos permite tener la certeza de encontrar en cualquier momento la respuesta y así nuestras acciones se desarrollan con naturalidad y certeza, cuando sabemos que Dios nos observa porque dentro de nosotros tenemos las respuestas que nos permiten actuar en la búsqueda del equilibrio y el amor propio, podremos aseverar que un sentido a nuestra vida hemos desarrollado.
Una vida con propósito nos lleva en la dirección que nos permite identificar que la abundancia va más allá de los bienes obtenidos, que son importantes porque su uso podrá influir en lo que impacte a mí alrededor y a quienes de una u otra forma podamos ayudar. Encontramos que servir se convierte en la senda que podremos recorrer y nos lleva a la construcción. Dar con amor es hacerlo sin esperar nada a cambio.
André Gide dijo: “La posesión completa solo se demuestra dando. Todo cuanto no podemos dar nos posee”
Si podemos crear cambios en nuestras vidas y volver posible  lo que antes era imposible a través del crecimiento individual y el de quienes tenemos a nuestro alrededor, si tenemos la firme idea que cambiar es posible sólo deseándolo, encontraremos un propósito y un camino a recorrer que otros han transitado y que sólo requiere de nuestra voluntad y deseo para lograrlo. Podremos ser alumnos de cualquier maestro y podremos ser maestros para cualquier alumno que así lo desee.
Namasté,
Gabriel Orozco Gutiérrez, Santo Domingo 4 de abril de 2011