lunes, 25 de julio de 2011

EL MAESTRO LLEGA CUANDO EL ALUMNO ESTÁ LISTO

Justo cuando las respuestas no llenaban mis anhelos encontré a mi amiga Margot Vélez de Pava, alguien en mi camino que inició por preguntarme acerca de mis relaciones interpersonales y como estas afectaban mi vida personal, de hecho en muchas oportunidades anteriores había sucedido una situación similar y seguramente con certeza afirmé que ello se encontraba controlado, mi formación como ingeniero estructuró en gran medida mi manera de pensar, uno más uno siempre da dos y en aquella oportunidad no fue tan diferente como antes pero por alguna razón convinimos con ella en desarrollar un programa de actividades con nuestro grupo de trabajo para lograr un mejor resultado en nuestra vida personal y profesional.

Nunca imaginé que este proceso fuese a ser tan influyente en lo que hoy soy como ser humano, en primera instancia decidimos dedicar una parte de nuestro trabajo a reflexionar y actuar frente a nuestra vida, empezamos a realizar relajaciones para disponer nuestra mente y cuerpo, a compartir lecturas y recibir con amabilidad y dedicación los distintos temas, poco a poco ese compartir experiencias y realizar nuestros aportes para construir una mejor forma de sentir y de vivir me llevó a descubrir las maravillosas alternativas que la vida me ha ofrecido sin darme cuenta y por decisión personal he mantenido a distancia.

Continuamos en el desarrollo de la propuesta y cada día nuevo me ha llevado a continuar estudiando, compartiendo y aprendiendo, por alguna razón que hoy tiene sentido he venido descubriendo que mi vida tiene ese componente que no podemos ver, tocar o percibir, pero que está allí y es fundamental para nuestras vivencias humanas, encontré que el componente espiritual va más allá de nuestras formaciones religiosas, que independiente de ellas, es la que le da sentido a mi vida, me ha permitido ver el mundo de una manera diferente sin esperar a que otros lo hagan, me ha permitido crecer y reconocer que al trascender todo cobra sentido, el maestro llega en todo momento y podremos recibirlo y aceptarlo cuando estamos dispuestos a ser alumnos.

De hecho por primera vez en mi vida me di cuenta que he tenido miles de maestros y que de alguna manera he sido y deseado ser alumno, en adelante deseo poder reconocer siempre esas directrices que me ayudarán a ir en la búsqueda de una mejor vida.

Gabriel Orozco Gutiérrez, Santo Domingo, 25 de Julio de 2.011