martes, 30 de noviembre de 2010

SER, SIEMPRE POSIBLE

Por alguna razón que parece no podemos explicar hoy no estamos satisfechos con lo que pasa en nuestras vidas, durante muchos años con certeza hemos realizado actividades que nos proporciona felicidad, prosperidad, crecimiento profesional, empresarial, económico, social y familiar y estamos en la búsqueda de soluciones a nuestros problemas e insatisfacciones a través de acciones mágicas o únicas. Las mágicas son posibles y las únicas son poco probables, las primeras son aquellas en las que las soluciones se producen dentro de nosotros y las segundas son aquellas que se presentan como recetas de cocina en las que describimos con detalle los ingredientes y el procedimiento a seguir para alcanzar el menú deseado.
Una actividad que disfruto es la de cocinar, desde niño veía a mi madre preparar diferentes platos, no prestaba mucha atención a la combinación de los elementos,  me distraía observándola desde disponer los ingredientes, los utensilios y luego observaba como mágicamente esos elementos los combinaba probando paulatinamente la preparación, descubría en cada gesto, comentario y alegría que manifestaba, el amor, la dulzura y  la pasión con que lo realizaba. Ya fueron pasando los años y yo continuaba en la observación hasta que por razones de necesidad cuando mi madre se ausentaba empecé a preparar algunos de ellos para mí o  mis hermanos, paulatinamente ese quehacer lo he venido realizando como decía ella, agregándole el mejor de los ingredientes, mucho Amor. Esta pasión  me ha llevado a convertir ésta en una actividad que comparto con mi familia y mis amigos y he encontrado que la receta únicamente bien preparada no basta para alcanzar el sabor deseado, se requiere el ingrediente particular, mucho amor, ¿Mucho Amor?, si lo demás de la receta no da la garantía de éxito, es una probabilidad, porque el ingrediente secreto viene del interior de nosotros, es el toque mágico.
Es dentro de nosotros donde se encuentra todo y allí es donde podemos buscar a la hora de preparar y hacer nuestra vida, ¿Quién puede dar a otros de lo que no tiene?, no podremos dar Amor a otros si no lo sentimos por nosotros mismos. Es por ello que cuando nos sucede cualquier inconveniente la pregunta es ¿pero por qué a mí?  que pasará si en vez de ella nos preguntamos, ¿Para qué me sucedió? Para algo, encontrar en el resultado una visión positiva nos llevará a construir en nuestras vidas lo esencial, SER, es cierto que el TENER ofrece placer y es parte de la certeza de la prosperidad, el SER nos garantiza retener y mantener la Felicidad, cuando observamos un niño de 5 años, sólo vemos allí una gran felicidad, sin preocupaciones, sin temores, con una ansia desmedida por aprender, una pasión de vivir la cotidianidad, un esfuerzo enorme por compartir con los demás y demostrar todo su cariño y Amor, entonces nos preguntamos ¿Y qué pasó con esa felicidad ahora que somos adultos?  La hemos dejado ir, nos hemos dedicado a otros menesteres y hemos dejado el SER, para TENER,  pero no todo se perdió, es posible recuperarla, vamos a hacer estos ejercicios, vamos a transformar nuestras vidas, vamos a brindarnos Amor, para darlo a nuestros semejantes  y SEREMOS.
Medita, separa un espacio de tiempo regular en tu vida para encontrarte con Dios, en privado, para agradecerle por todo lo recibido y acceder a su sabiduría, existen miles de técnicas, cierra los ojos en un lugar libre de ruidos y distractores, relaja tu cuerpo y simplemente observa a lo lejos, sin que tu mente piense en nada diferente, concéntrate en una gran luz blanca a lo lejos que de manera creciente empieza a envolver tu cuerpo, empiezas a sentirte cada vez más y más relajado y repítelo mentalmente, hasta estar totalmente relajado. Sin importar cual sea el resultado final de tus primeros ejercicios, sólo practícalo, nada más, no califiques los resultados obtenidos, hazlo y ya, poco a poco iras recuperando para ti el contacto, poco a poco restituirás el cordón umbilical con el universo y la paz mágicamente comenzará a llegar y formará parte de ti.
Disfruta de la naturaleza a través de todo lo que tienes a tu alrededor, lo más cercano son las personas que conocemos, nuestra familia, amigos y conocidos, así como cuando teníamos 5 años, un abrazo, una bella palabra, aceptando su diferencia, tolerando su manera de pensar. A través del disfrute de lo maravilloso de los paisajes que están a nuestro alrededor y todo lo que podemos hacer para que sea mejor, ayudando a descontaminarlo,  invitando a otros a participar en ello sin obligación, darnos la oportunidad de encontrarnos con ella, pasear con los pies descalzos sobre la arena en la playa, por un sendero lleno de árboles, la brisa fría de la mañana al caminar en el parque, hay miles de maneras de hacerlo y de reconocerlo como parte del disfrute diario, al ir a la oficina en nuestro vehículo, abrir la ventana y disfrutar la brisa sin necesidad del aire acondicionado de nuestro vehículo y de paso ayudamos a la naturaleza, utiliza la bocina en tú vehículo si es necesario, la naturaleza está en todo lo que vemos y encontramos a nuestro alrededor, viéndolo como tal lo cuidaremos y disfrutaremos.
No juzgar a nuestro congénere, la tarea más cotidiana y fácil de hacer que hemos realizado durante toda nuestra vida es juzgar al otro, ver sus errores y defectos. Ponerme en los zapatos del otro facilita la acción de no juzgar, es lo que quisiéramos para nosotros, juzgar y calificar sin consideración no permite la diferencia, aceptar al otro con respeto y tolerancia es lo que deseamos que los demás hagan con nosotros,  practicando diariamente el ejercicio de no juzgar, crecemos, con amor por el otro, ya que podemos empezar a reconocer que igual que todos tenemos defectos y señalarlos en nada ayuda, aceptándolos nos enriquecemos y nos llenamos de Amor por nosotros mismos y después por los demás.
Retomo las palabras del Dr Dyer, ¨El maestro llega cuando el alumno está listo¨, cualquiera o cualquier cosa podrá ser nuestro maestro, el requisito es estar dispuesto a ser alumno y para ello no hay edad, tiempo, ni lugar, siempre se puede, es cosa de actitud.
Namasté,
GABRIEL OROZCO GUTIÉRREZ

martes, 23 de noviembre de 2010

CAMBIAR, UN HÁBITO QUE NOS HACE CRECER

Usualmente cuando nos encontramos en situaciones cotidianas, en el tránsito vehicular, con nuestro cónyuge e hijos, en una reunión con nuestros amigos, en las actividades de trabajo, en fin todas aquellas circunstancias en las que podemos ver, analizar y evaluar todas nuestras acciones y las de otros pensamos y afirmamos que muchos de quienes están a nuestro alrededor deberían cambiar para que todo funcionara mejor.  Incluso es por ello que al evaluar las actividades de nuestros gobernantes, jefes, empresarios, opinamos acerca de que se debería hacer para que tuviésemos un mejor país, una empresa más sólida, un mejor equipo de pelota y hasta mejores hijos y amigos.
El cambio es lo que esperamos del mundo, porque es la solución a las múltiples diferencias y dificultades que se presentan, basta con salir a la calle y ver las grandes cantidades de  personas que no cuentan con los mínimos recursos, leemos en los periódicos los asaltos, asesinatos, robos, todo tipo de tragedias que son en general  la gran mayoría de las informaciones que atraen, vemos en la televisión que los gobiernos se pelean por sus diferencias políticas, religiosas, étnicas y geográficas, seguimos rogando para que se hagan las cosas de tal o cual manera, para que se administren los recursos del estado de manera adecuada y decorosa, pedimos se utilice el lenguaje y las palabras precisas, se aplique este o aquel sistema político, se alabe a Dios, Alá, Buda, Cristo o Yavhé, regularmente uno con preferencia, todo ello porque tenemos a nuestro haber el derecho de calificar, señalar y hasta juzgar; ser dueño de la verdad es parte de la cotidianidad, nos volvemos expertos en áreas sociales, económicas, empresariales, teológicas  y suponemos por ello que nuestros congéneres deberían hacer lo propuesto por nosotros.
En las últimas elecciones presidenciales en mi país y hablo de éstas porque es tal vez de las cuales más puedo dar referencia, los bandos pontificábamos acerca de la manera, la forma y el estilo de cómo administrar, los medios de comunicación de acuerdo a sus intereses presentaban las noticias con el sesgo deseado para garantizar el incremento de las votaciones a favor del candidato de preferencia, la polarización se convirtió en la estrategia perfecta para obtener el objetivo y ganar la presidencia, mientras la gente del común aquellos que no nos preocupábamos por los intereses que se mueven detrás de las acciones, somos sacados a la calle blandiendo el trapo de color seleccionado, con vivas y arengas a favor de nuestro candidato y con vituperios y desprestigio al opositor, en las redes sociales y en los comentarios en los diferentes medios de comunicación dejábamos detrás de sí un mar de enfrentamientos con todo tipo de calificativos, de recuerdos del pasado hecho y no hecho, preferiblemente presentar al opositor como aquel que desmedidamente se ha encargado de hacer alianzas con políticos de otros países o amigos de creencias políticas que no van con nuestro modo de pensar, he aquí una radiografía sucinta de la situación particular y como resultado siempre encontramos que le pedimos a los demás que deberían cambiar si queremos un mejor país.
El cambio, esa acción cotidiana que deseamos para unos y no permitimos para nosotros, es el meollo de la discordia, la exigimos para quienes piensan distinto a nosotros pero no la aplicamos para nosotros porque ellos, los demás, nuestros opositores, nuestros contradictores, son quienes están equivocados, son quienes deben cambiar en aras de un mejor estar. Al final el resultado vaticinado es que no es posible ponerse de acuerdo y trabajar juntos por crecer, pero la historia nos ha mostrado que gracias a muchos cambiar ha sido posible para que los hombres continuemos creciendo. Esperamos y deseamos soluciones mágicas y existen si lo queremos, es posible trabajar para cambiar, empezando por mí. La solución está en que yo cambie si quiero ver el mundo cambiar, sin esperar a que los demás lo hagan, sólo hacerlo y ya, así podré empezar a ver otro mundo instantáneamente, vamos a hacer un ejercicio y saquemos nuestras conclusiones de él.
A partir de ya mismo voy a pensar y actuar como si a quien me dirija soy yo mismo, ¿Cómo me saludaría? ¿Cómo me llamaría la atención? ¿Cómo opinaría de las ideas políticas, económicas, religiosas de mi mismo?  Cuando podemos ver a nuestro semejante de una manera diferente, como si fuese yo mismo, el tratamiento será otro, estaremos dispuestos a aceptar que ese otro tenga una religión diferente a la nuestra y a pesar de ello seguiremos siendo los mejores amigos, el tratamiento y la delicadeza de las palabras, las referencias hacia otros será otra y sólo porque a quien envío el mensaje es a mí mismo. Cambiar el punto de vista hará posible que vea una nueva perspectiva, el mundo empezará a cambiar mágicamente, ya mi contendor u opositor dejará de serlo, ahora será un amigo, un compañero, un aliado  a quien en aras del trabajo y del crecimiento conjunto, ofrezco el más grande de mis talentos.
Cambiar así significará a partir de ahora que ya no lucho contra nada, trabajo para ir en la búsqueda de una mejor calidad de vida, mi congénere soy yo mismo y para mí lo único que deseo es beneficio, prosperidad y abundancia.  En una oportunidad Vappa le mencionó a Buda, ¨Tú si eres bueno¨ y Buda le respondió, ¨ No vencí al mal ni abracé al bien. Me aparté de ambos¨ las cosas en la vida son y nosotros somos quienes les damos calificaciones, dejar a un lado dichas valoraciones nos permite aceptar a los demás en su máxima dimensión, es aceptar que la diferencia es parte de la cotidianidad, se puede ser tolerante al aceptar que la verdad no es única, se puede convivir con amor teniendo a mi lado a quien piensa y obra diferente, sin dolor.
Aceptarnos a nosotros mismos tal como somos es el primer cambio, porque de esa manera haremos lo propio con los demás y el milagro sucederá instantáneamente, sin esfuerzos, con amor.
NAMASTÉ.
GABRIEL OROZCO GUTIÉRREZ
Noviembre 23 de 2,010