viernes, 14 de enero de 2011

TÚ Y YO o YO Y TÚ


“Yo honro la divinidad en ti, y honro la que hay dentro de mí y sé que somos uno”

Deepack Chopra

Cuando me observo puedo ver un cúmulo de virtudes, potencialidades por mejorar, deseos, sueños e intenciones por alcanzar y construir, detenerse a reflexionar acerca de nuestras capacidades es algo que realizamos todos los días, en ocasiones hasta con rudeza criticamos nuestras acciones y hasta con demasiada fortaleza nos referimos a los errores cometidos en nuestras actuaciones cotidianas, incluso nos recomendarnos actuar de manera diferente ya que pareciera no cumplimos con las normas establecidas y nuestro deseo es que actuemos distinto.
La crítica continua y persistente sobre mis actuaciones indica de manera clara que lo que veo, escucho y percibo no me gusta. Lo que acabamos de describir es el espejo de la vida, como observamos y analizamos a nuestros congéneres.
Cuando reconocemos en los demás sus grandes logros y con amor aceptamos que ser mejores es un proceso diario en el que nos involucramos, que la perfección es un camino que logramos en la medida en que el otro es nuestro reflejo y lo que somos es el resultado de lo que vemos en los demás, nuestro crecimiento estará garantizado de antemano, garantizado porque la crítica, el juzgamiento y la queja por las actuaciones de mis allegados estarán sujetos a que de antemano antes de hacerlo veremos en ellos lo que soy y el tratamiento será diferente, amable, respetuoso, tolerante, consideraremos con prudencia las palabras que vamos a utilizar, los calificativos a los que apelaremos y el resultado de nuestro acercamiento será el tratamiento que quisiéramos recibir, porque es lo que deseamos de nosotros mismos, ver a los demás como a nosotros cambia la perspectiva y nos enriquece, permite construir aceptando los errores como hechos que suceden sin calificaciones más allá de lo necesario.
El sólo imaginar qué diríamos a los demás si ellos fuésemos nosotros mismos cambia toda la perspectiva y permite con amor, tolerancia y respeto vernos y encontramos los mejores valores en el otro.
Gabriel Orozco Gutierréz
Santo Domingo, Enero 14 de 2011